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La trascendencia que alcanza Santa Rosa de Lima, Patrona del Perú, ha originado que muchos templos y monasterios de distintas partes del país lleven su nombre en homenaje a su dedicada vocación religiosa. Se trata de una de las figuras cristianas no solo más importantes y veneradas del continente sudamericano, sino también de la Iglesia Católica. Como parte de esta devoción, uno de los conventos más emblemáticos de Arequipa le rinde culto como un valioso ejemplo de vida a seguir.
Ubicado en los alrededores del centro histórico de la Ciudad Blanca, el Monasterio de Santa Rosa es un antiguo complejo religioso que no solo es un lugar de adoración, sino también que alberga una comunidad de monjas dominicas cuya principal misión es predicar la vida y obra de esta importante santa limeña.
Un templo hecho a base de sillar
La construcción de este monasterio, que originalmente se iba a realizar en la ciudad de Moquegua, se dio gracias a las donaciones de los religiosos don José Alcázar y Padilla y doña María Peñaloza a inicios del siglo XVIII. Recién en 1734, a través de una real cédula del Rey de España, Felipe V, se confirmó su funcionamiento, eligiéndose como sede a la ciudad de Arequipa. Una de las condiciones era que se diera prioridad a las niñas y mujeres de la villa de Moquegua, puesto que este iba a ser el lugar inicial del convento.
Fue así que, en 1747, la obra fue concluida y fundada bajo el mando de un grupo de religiosas pertenecientes al monasterio de Santa Catalina con la misión de evangelizar a través de la oración, teniendo como ejemplo a Santa Rosa de Lima. Al igual que muchas edificaciones ubicadas en el centro de la ciudad, este monasterio fue construido totalmente a base de sillar -piedra blanquecina de origen volcánico-. Está rodeado por un alto muro cuyo ingreso está conformado por una torre, un campanario y el portal principal; todo hecho de sillar tallado.
Al igual que muchas edificaciones ubicadas en el centro de la ciudad, este monasterio fue construido a base de sillar.
Crédito: Shutterstock.
Una vida dedicada a la oración
En el monasterio conviven cerca de 20 religiosas dominicas que le rinden culto diariamente a la santa limeña. Los días comienzan muy temprano con una oración del Santo Rosario y la Tercia -hora canónica de rezo-, esto como parte de la preparación que se realiza para iniciar la misa de las 7:00 a. m.
Tras la eucaristía, la jornada matinal transcurre con una lectura espiritual y con las labores que realiza cada hermana. Antes del almuerzo, se lleva a cabo otro momento espiritual de plegarias -Sexta-. Por la tarde, hay un tiempo de descanso seguido de otro espacio de rezo -la hora Nona-. Luego de esto, se da inicio a la preparación de la liturgia y la misa vespertina. El día termina con una oración personal, la cena y el retiro a sus habitaciones, sobre las 9 de la noche.
Santa Rosa de Lima, patrona del Perú, América y las Filipinas
Nacida en Lima, en 1586, Isabel Flores de Oliva -su nombre secular- no solo es un modelo a seguir para los fieles católicos, sino también representa un símbolo de integración de la sociedad peruana. Su vocación religiosa desde muy joven y una vida entregada a Dios y al prójimo fueron motivos suficientes para ser declarada la primera mujer santa del continente americano por la Iglesia Católica.
Desde tempana edad, se dedicó a largos periodos de adoración del Santísimo Sacramento y a recibir diariamente la Sagrada Comunión. Al llegar a los 20 años, se unió a la Tercera Orden de Santo Domingo donde pudo continuar con su vida dedicada a la oración, al ayuno y a la penitencia. Construyó una ermita cerca de su casa con el único fin de tener un espacio íntimo para llevar a cabo sus plegarias y atender a los más necesitados.
Entre sus numerosos milagros, uno de los que más destaca ocurrió luego del desembarco de barcos piratas en el Puerto del Callao. Ante el peligro, Santa Rosa reunió un importante número de mujeres para orar por la salvación de la ciudad. Días después, misteriosamente el capitán de la flota invasora falleció en su barco lo que llevó a la retirada de las naves. Este inesperado y milagroso hecho fue atribuido a la Santa limeña, lo que hizo que desde entonces sea representada portando un ancla en la mano derecha.
Ubicado en los alrededores del centro histórico de la Ciudad Blanca, el Monasterio de Santa Rosa
es un antiguo complejo religioso. Crédito: Pinterest.
Fuentes: El Comercio / Amormeus.org / Diario Correo
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